Por una democracia participativa

Acabo de descargar una entrevista a Manolo García (El último de la fila) en el programa de Quintero, los ratones coloraos.

«… una televisión frívola no me interesa.»
«… yo sería de los del sector Saramago, voto en blanco más que abstención.»
«… una población que pague y calle, una población donde todos seamos consumidores, y nada más que eso, democracias no participativas donde una vez has votado pues, ya hay, con perdón, patente de corso para, bueno, para hacer, no? … yo creo, evidentemente creo en las democracias pero creo también en la participación ciudadana, creo que no nos pueden vender por un plato de lentejas …»
«… la abundancia hace cometer a las personas que nadan en ella estupideces muy grandes …»

El enlace para descargar la entrevista completa:

Manolo Garcia – Entrevista – Ratones Coloraos – 02-05-05

un abrazo

11-m: El papel de los medios

Sean los medios de papel o no, su papel es informar a la sociedad. En el tema del 11-M cabe la posibilidad de que los medios que realmente están investigando estén contemporizando su publicación. Si el resultado de esas investigaciones no se publica porque no está confirmada o es incompleto, pudiendo su publicación afectar al resto de la investigación, vale, es lo esperado en su papel.

Sin embargo, es mi obligación preguntarme a mi mismo, y hacer pública mi incógnita acerca de la otra posibilidad: que la información se contemporiza por interés político. Y no digo ya interés partidista (PP) sino interés político, en cuanto a no tensar el «equilibrio democrático», y por tanto PARTICIPANDO de la misma pantomima.

Pedro J. entregando un premio a Bono y elevando a un pedestal el consenso como garantía de estabilidad y prosperidad en la tertulia de Federico. ¿Consenso? Pero si es el consenso precisamente lo que ha permitido que se dieran las condiciones que nos han traido hasta aquí: La propia existencia de ETA, el estatut, el 11-M, todo se lo debemos al consenso … ¿a qué pedestal quieres elevar el consenso Pedro J.?

No me planteo si es el caso o no así en realidad, estoy seguro de que El Mundo tiene conciencia de la importancia de su labor, PERO NUNCA PODRÁ TENER CONCIENCIA DE QUE ESTÉ SIENDO UTILIZADO en nombre de la estabilidad y prosperidad a la que alude su director (desde una posición muy estable y próspera) cuando quiere hacernos pasar por las ruedas de molino del consenso. ¿Cual sería el próximo salto, recurrir a la razón de Estado?

Repito que no estoy diciendo que las cosas sean así, pero según vayan sucediendo los acontecimientos, podremos ver de qué pié cogea cada uno. Yo, por mi parte, si escucho una vez la razón de Estado como linea editorial de Pedro J. sabré que de nuevo el consenso estará tapando con ella algún crimen tan terrible que podría dar vuelco a aquello que protege.

Por último, sólo queda expresar cual sería mi siguiente pregunta: ¿por qué, Pedro?

un abrazo

Conciencia Republicana

Las cosas están mal en España, la impostura del reino sin rey, corona de partidos, trileros de pantalla, telepredicadores sin religión, o con ella.

La libertad de pensamiento exiliada al silencio, la decencia, desterrada, la moral, refugiada, la política, desaparecida, el pueblo, amordazado.

La verdad oculta tras la mirada, la lealtad, suprimida, la palabra, deformada, las almas, muertas, la nación, desintegrada.

La valentía en retaguardia, la inteligencia, distraida, el sentido común, relativizado, y Alicia, en el pais de las maravillas …

Pero algo está cambiando que me hace albergar esperanza, la voz de la libertad de pensamiento resuena imperturbable en la conciencia.

Del dominio privado la decencia desterrada hace camino virtual hacia la música terrenal de la opinión pública.

La moral surgirá de su refugio de tempestades de modernismo, porque todo no vale, el relativismo moral está acabado.

La política surgirá de manera definitiva del estéril oceano del consenso, de la mano del pueblo, sin mordazas.

Cuando la verdad florezca en los prados de tinta de nuevo clamaré: ¡lealtad!, ¿puede haber algo más bello?

Asesinado por la cultura del pelotazo y la telebasura, vendrá el renacer del alma, sin reencarnación, un despertar.

La valentía tendrá razón de ser y ya la tiene, impulsada en la palabra se hará grito, protesta y exigencia.

La inteligencia se aliará con la sabiduría y la decencia para cometer la heroicidad de convocar nuestra presencia.

No puede ser otro el sentido común, que la conciencia republicana.

un abrazo

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PD: Acabo de oir en la radio que Carod Rovira va a presentar en enero una propuesta de modificación de la Constitución para incluir el derecho de secesión.

La ideología del método científico

(Reposición del artículo publicado hace unos días, antes de que añadiera los de LD)


La autoridad con que la ciencia presenta sus resultados se debe a su trayectoria de descubrimientos a priori increíbles que han modelado la sociedad moderna. La confianza que el hombre común pone en resultados científicos se debe a que las consecuencias aplicables de los increíbles descubrimientos no necesitan de la comprensión racional de éstos: podemos hablar perfectamente por el teléfono móvil sin tener siquiera noción de la existencia del campo electromagnético. La ciencia funciona. ¿Se debe el éxito de la ciencia únicamente al método científico?

Para que una teoría científica sea aceptada ha de ser expuesta a crítica. La teoría ha de ser publicada en medios especializados, presentada en congresos científicos donde otros científicos podrán intentar demostrar su falsedad o aprovechar sus resultados para comenzar otros experimentos que permitan descubrir nuevas teorías. El hecho es que existe un foro público abierto en el que cualquiera puede, si entra en detalle, y se basa utilizando la razón de la lógica en resultados previamente publicados presentar nuevas teorías. Y no son pocos los ejemplos que históricamente se conocen de teorías que fueron tomadas con escepticismo llevado a veces al ridículo, y que no solo resultaron ser ciertas, sino que revolucionaron por ello la manera de ver el mundo. El conocimiento científico es perdurable e independiente de interpretaciones, objetivo. Por eso la razón científica es esgrimida tan a menudo como argumento de autoridad.

Entonces, el debate científico permite que la diversidad de hipótesis científicas que dan explicación al mismo fenómeno puedan ser contrastadas y criticadas de forma pública y abierta, dando legitimidad al resultado correcto. ¿Cuál es la legitimidad de las leyes que regulan nuestra sociedad si no han sido debatidas por los diputados en el parlamento de manera independiente y leal a los intereses de los electores, sino que éstos siguen a rajatabla el mandato imperativo de las jefaturas de sus partidos?. ¿Cuándo se ha empleado el debate con transparencia en vez del habitual trapicheo de despacho a puerta cerrada? ¿Por qué existe la razón de Estado si no para proteger el engaño del consenso? ¿Dónde está la democracia? ¿Alguien sabe siquiera lo que es la democracia de entre los que están dedicados a ejercitarla?

Si por algo se distingue el ser humano como especie es por su capacidad de adaptación al medio, que no se debe a la adaptación genética, sino a la adaptación cultural, esto es, al aprendizaje del medio y a la transferencia de ese conocimiento adquirido de generación en generación. No pocas veces ha sido el ingenio de un único individuo particular dentro de la sociedad, entendida como grupo que comparte la misma cultura, el que ha provocado grandes revoluciones tecnológicas. Este tipo de conocimiento del medio es reproducible de manera sencilla mediante el lenguaje, ya que lenguaje y conocimiento van de la mano en su nacimiento y desarrollo. Sin embargo, hay valores abstractos, que no son reproducibles, que han de ser experimentados por el individuo para tener noción de ellos, la moral y la libertad. La moral no puede transmitirse porque se forma con la experiencia del individuo, ha de experimentarse para adquirirse. Una generación que por ella misma no experimente la libertad, es una generación perdida en el progreso de la moral y de continuismo de lo establecido.

En la búsqueda de la libertad, el conocimiento científico nos acerca a ella, en el sentido de que amplía el propio concepto que se tiene de libertad. Análogamente, la experiencia de la libertad política, va a ser el acicate que a la sociedad civil le falta para retornar el mando de la acción de gobierno y empezar a tomar medidas basadas en la razón para el bien de todos. Individuos libres en una sociedad capaz de llevar las ideas creativas y razonables al ejercicio diario del gobierno harán de España el ejemplo a seguir como sociedad libre en el mundo entero. Porque la creatividad es la fuente de la productividad, porque el gobierno creativo solucionará cualquier conflicto social con inteligencia, porque los recursos naturales serán aprovechados racionalmente sin sobreexplotación, porque tal cantidad de problemas causados directamente por el actual régimen de poder quedaría solucionado, no podemos esperar más, cada día es importante.

Sin embargo, el drama histórico de la libertad, en el asunto de cómo organizar la sociedad de manera que los gobernantes representen a los gobernados, para que todos los individuos participen en las decisiones que afectan a todos como colectivo, aunque tiene solución en la democracia en el sentido que ésta abre las puertas a una libertad aun no conocida en lo común, pues no conocemos los artilugios que el ingenio individual permitirá elevar a lo cotidiano en el ejercicio del poder. De igual manera que la ciencia, la democracia, permitirá el desarrollo de una nueva sociedad moderna cuyas instituciones funcionen basadas en la lealtad.

Ahora nos tienen divagando acerca de si el tirano Pinochet lo es más o menos que Castro, a la mitad de España de una postura y a la otra de la opuesta, y con el mismo criterio si la historia ha de ocultar unas cosas u otras, el criterio de la derecha y la izquierda. Y a los que se creen liberados de la política, la telebasura les mata el alma. Es un drama que quien no siéndolo, se cree libre, porque no sólo prueba que tiene un concepto equivocado de la libertad sino que asegura que jamás será libre. Lo primero ha de ser liberarse de la mentira de la izquierda y la derecha, y empezar a pensar en términos de clase política, la oligarquía y el resto, nosotros, los ciudadanos. En el momento que seamos conscientes de esta confusión, deshaciéndola, podremos ejercer masivamente nuestro derecho de abstención para reclamar el pueblo presente la formación de unas cortes constituyentes de nuestra Democracia. Tenemos que dejar de ser de derechas o izquierdas, y aglutinar el común despojado de tal ideología en un movimiento ciudadano, porque es la solución a los problemas de unidad nacional, de terrorismo, de la corrupción, de la productividad, el fin de la desesperanza.

La actual deriva de éste gobierno está precipitando una situación que mediante razonamiento lógico deductivo es previsible, lo cual no ha de ser interpretado como que el actual gobierno es la causa de la situación. La situación tenía que llegar antes o después por el lógico discurrir del régimen monárquico que es de los partidos. Es cierto que con gobernantes armados de buena fe y sincero deber ante los electores, situaciones como la que vivimos no tendrían por qué producirse, sin embargo, un sistema en el que los tres poderes fueran elegidos de manera directa y por sistema mayoritario en elecciones separadas, aseguraría su independencia mediante la igual legitimidad que los erige en poderes y sería representativo, cada elector tiene su representante.

De un plumazo acabamos con la corrupción institucionalizada, con la clase política, con la oligarquía de poder, con la política para la banca y las grandes fortunas, con la financiación estatal de los partidos, con la televisión pública de partido, con el declive de la educación, con las semanas de 50 horas laborables, con la especulación inmobiliaria galopante, con la absurda lacra de los accidentes de tráfico normalizados, con la demagogia en las medidas de gobierno, con la mentira institucionalizada, con la degradación de los valores y el todo vale, con la telebasura, con administraciones que no están al servicio del ciudadano, con la ausencia de control del poder, con el caciquismo feudal autonómico, … cojo aire, me estoy indignando. Mejor continuamos mañana.

Un abrazo

¿Desmoralizados?

Ante tanta calamidad traida por el relativismo moral del todo vale, tanto escepticismo ante la vida pública, es tanta la distancia entre los gobernados y los gobernantes en esta monarquía que es de los partidos, que algo se mueve en la invisible conciencia de muchos españoles.

En una democracia moderna, cuya esencia es que las ideas comunes estén presentes en las instituciones, en el gobierno, en las leyes, en la forma de gobernar, en la materia legislada, no puede concebirse una constitución que no lo sea, esto es que no constituya nada como la que tenemos desde el 78. ¿Y qué puede constituir una constitución, si no constituye el estado puesto que este es anterior, no es la nación, anterior aun al estado, qué puede constituir una constitución?

Una constitución democrática, ha de constituir la separación (independencia) entre los poderes del estado: ejecutivo (gobierno), legislativo (parlamento) y judicial. ¿Y cómo ha de hacerlo? Evidentemente no vale la retórica de establecer un artículo que diga: Los poderes del estado serán independientes. Esa solución (que es la fórmula que utiliza la actual constitución para establecer los derechos) es absolutamente infantil. ¿Quien puede creerse que porque la constitución diga que todos tenemos derecho a una vivienda digna, o a un trabajo, vayamos a tenerlo? Solo hay una manera de que los poderes del estado sean independientes y la clave está en dar la legitimidad a cada uno de ellos por separado con elecciones separadas. Inteligencia institucional. Siendo cada uno de los poderes iguales en legitimidad, tendrán la fuerza necesaria para no colapsar en forma de corrupción.

Estoy señalando el problema, y este es el principio de la solución, que intentaré esta tarde perfilar en mi siguiente post.


un abrazo

DEMAGOGIA PURA

I. UNA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA

La participación social: la ley básica de participación institucional

El verdadero cambio sólo se produce con la participación de todos, porque el verdadero cambio afecta a todos. Ahora se trata de renovar el compromiso cívico con la democracia. Queremos articular un Nuevo Acuerdo Social por la Participación Ciudadana, a través del cual el PSOE adquiere el compromiso ineludible de convertir el Estado en una entidad abierta a toda la ciudadanía.

La ciudadanía necesita de instrumentos y motivación para participar. Sólo abriendo las instituciones podemos generar una participación eficaz, sólo así podremos conseguir que la ciudadanía confíe en nuestra acción de Gobierno y colabore con nosotros en ella. Haremos de la participación ciudadana la norma de actuación de los poderes públicos.

En este sentido,

Presentaremos una Ley Básica de Participación Institucional que aglutine la normativa dispersa, que profundice en el reconocimiento del derecho a la participación de las organizaciones sociales, y que eleve el rango de algunas disposiciones reglamentarias para que se atribuyan mayores competencias a los agentes sociales y en particular a los sindicatos.

Incorporaremos a todo proyecto normativo, con carácter obligatorio, una memoria participativa en la que se recojan las aportaciones de las entidades sociales afectadas.

Recogeremos, en los diseños curriculares de todos los niveles educativos, contenidos obligatorios que recojan los valores democráticos y que hagan sentir la necesidad de la participación a todos los grupos de edad.

Reactivaremos las instituciones participativas dentro de la escuela, especialmente en lo que afecta a los Consejos Escolares y al asociacionismo estudiantil.

Aumentaremos las vías de participación de la ciudadanía aprovechando las ventajas tecnológicas existentes para recuperar la confianza de la ciudadanía en el sistema democrático.

Llevaremos a término el proyecto de Administración abierta de forma transparente y en red, situando a los Ayuntamientos y a la ciudadanía como eje vertebrador del proyecto.

Desarrollaremos el derecho de acceso a los medios de Comunicación de titularidad pública por parte de las organizaciones sociales.

Aprobaremos un Plan Estratégico de Fomento de la Participación en colaboración con la sociedad civil.

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El texto que has leido es el Primer punto del programa electoral del PSOE en 2004

De la misma manera que decidí para el blog el título «Democracia pura» este programa lo titulo «Demagogia pura».

Un abrazo a todos

La gran mentira

El denominador común que guía los sentimientos de los españoles actuales se encuentra en el hecho repentino de recuperar las libertades en la transición y todo se explica desde ese momento cuando la gente admite la mentira colosal de creerse que existen libertades políticas y de que éstas han sido conquistadas por el pueblo.

La ilusoria democracia que ven los serviles al regimen no es sino un guiñol. Como en la fábula, el Rey está desnudo, pero el consenso en aceptar la desnudez como lujosísimo tejido enhebra las agujas que bordan sin significado las palabras democracia, libertad y soberanía popular. Intentar arreglar el descosido en la real desnudez es imposible, consensuarlo es moralmente escandaloso. El rey está desnudo, o lo que es lo mismo, un puñado de jefes de partido podrían en virtud de su cuota de poder obtenida en la votación refrendaria sentados a la mesa con el presidente del gobierno, prescindiendo del parlamento, gobernar, legislar, y a la vez juzgar, eligiendo los componentes del órgano de poder de los jueces, el CGPJ.

La constitución del 78 no nos da un sistema democrático, sino un regimen de partidos. No hay sin representatividad, o sea que los gobernantes que debieran representar a los gobernados, representan a sus lideres de partido, convirtiendose en casta política. La misma casta política que de manera continuada incumple la constitución ejerciendo el mandato imperativo de los jefes de partido a los diputados, que están obligados a obedecer al pie de la letra porque si no son eliminados de la próxima lista. Este regimen funciona porque la constitución no la cumplen los partidos ni los diputados.

¿Qué nos da la constitución? Una constitución no nos da el Estado, puesto que éste es previo, no nos da la Nación que es aun anterior. El objeto de una constitución democrática ha de ser el de separar institucionalmente los poderes del estado dándole a cada uno independencia a través de la legitimación por separado de cada uno de ellos: Tres elecciones separadas, elecciones al poder ejecutivo, al legislativo y al judicial.

¿Tiene sentido la barbaridad de que los partidos políticos sean financiados por el Estado? Las ideas nacen en la sociedad civil. Y la sociedad civil no está en el Estado. Si los partidos se alejan de la sociedad civil para estatalizarse, dejan de ser la fuente de ideología, para convertirse en la ideología única, la del régimen de partidos (jocosamente la puedo denominar centrismo radical). Es la situación actual en la que los partidos son una casta, un aparato que se perpetúa cuando los electores ratifican con su voto la legitimidad otorgada al regimen (los perpetuos). Si queremos que los partidos sean la fuente de ideología tendremos que socializarlos (sacarlos del Estado).

Y sin embargo, por mucho que el Rey vaya desnudo, los complementos de su desnudez serán elogiados, incluso venerados. Tanta falsedad para tapar tanta desnudez, que algo debe faltar en este regimen de libertades, y algo falta, la libertad política. La libertad de los electores a elegir a sus gobernentes, manteniendo mecanismos de control que permitan deponer a un gobernante desleal. Y un sistema con independencia de poderes para que la lealtad en cada uno de ellos establezca la garantía de permanencia de la libertad política, aquella sin la que los regimenes oligarquicos tienden a las dictaduras totalitarias.

En este regimen de confusión, sólo veo una salida, revolucionaria. Creo que lo único que puede equilibrar al ciudadano de la dominación de las multinacionales y del poder, en general, es decir, la única manera para dejar de ser esclavo es participar, a través de la libertad política, en el control del poder.

¿Y qué tiene de revolucionario? Pues que será la primera vez en la historia que los ciudadanos se otorgan la democracia como sistema político basado en la lealtad, sin ánimo de oponerse a una fuerza exterior como fue el caso de los norteamericanos en contraposición a la monarquía británica, sino por voluntad propia. Y esa es la clave de la lealtad, que su único requisito es la voluntad de lealtad. El convencimiento de que se quiere lo correcto, que se acerca a la verdad, por encima de los intereses creados en torno a la ilusoria democracia que padecemos.

un abrazo

http://video.google.es/videoplay?docid=-3555012177723200850&hl=es

El deporte base español

Voy a adelantarme a los acontecimientos: Fernando Alonso bicampeón del mundo. Ahora todo serán felicitaciones, agradecimientos, fotografías con el campeón, y todos a apuntarse un tanto. El año pasado ya se llevó el Príncipe de Asturias, y tendrán la desvergüenza los mismos de anunciar el fabuloso estado del deporte en España. Y yo pensando para mis adentros, ¿y qué idea tendrán todos estos siquiera de lo que es el deporte?

Para llegar a donde ha llegado Alonso, además de valer (que no vale cualquiera) hay que tener un espíritu de sacrificio y un pundonor, que dice mucho en su favor y otro tanto en contra de la política de promoción del deporte en España. ¡Cuántos Fernandos Alonsos no han podido siquiera intentarlo!. En muchas entrevistas le preguntan acerca de la presión que se soporta siendo piloto de fórmula 1. Fernando casi siempre tiene la misma certera respuesta: «Esto no es presión; presión era cuando corría el campeonato de España de kart y si no ganaba la carrera sabía que aquello se acababa, y de vuelta al cole y a una ‘vida normal'». Fernando Alonso está ahí a pesar de muchos de los que le felicitan públicamente y se apuntan a la foto.

¿Dónde está la promoción del deporte base? ¿alguno de vosotros es deportista amateur? Yo juego al futbol 7 y me cuesta una pasta cada equipo/temporada que quiero jugar. Y el fútbol es «barato». ¿Dónde está el deporte universitario? Pues donde siempre ha estado en España, en la iniciativa y pundonor de los que lo practican, porque promoción, lo que se dice promoción, no existe. ¿No podría existir una liga de campeonatos inter-universitarios en todas las disciplinas que estuviera prestigiada desde las propias universidades? ¿No falta en nuestra sociedad espíritu deportivo?

Si de verdad queremos que nuestra sociedad, nuestro pais, España funcione, necesitamos que sea nuestra sociedad (civil) la que sea capaz de que medidas, reglamentos, incluso formas de hacer política sean llevadas a la práctica desde abajo. Y para que esto suceda, que la política sea el reflejo directo de las necesidades de la sociedad, necesitamos un sistema político democrático. No se si lo apreciais, pero la actual oligarquía de partidos como régimen está inundando España desde sus mismos cimientos, desde la noción misma de España, construyendo una gran mentira que sólo se sostiene sobre otra mentira ‘ad infinitum’, hasta el último recóndito contexto que podamos imaginar. El deporte es el tema de hoy, pero podría hacer un comentario al respecto sobre cada aspecto de la vida en sociedad.

Sea cual sea el resultado mañana, para mí Fernando Alonso será campeón, y como muestra de agradecimiento, porque disfruto cada segundo que enchufan la cámara subjetiva y me deleito con su pilotaje, porque le admiro como deportista, y además me cae bien, no pienso cantar el «güi ar de champions» ni el «asturias patria querida», por él, escribo este post, por el deporte base español.

un abrazo

El capital político

El capital político ha de ser generado como transformación de la acción del capital social. Pero en España, y en toda Europa, este capital político está totalmente personalizado. Así por ejemplo Aznar cuenta con un capital político, Gonzalez tiene capital político, pero ¿de donde viene ese capital político en su caso?

La constitución española del 78 insta a que sean los partidos los que transfieran el capital social (acumulado en iniciativa) a la acción política. Sin embargo, la política española se hace «en comité». Son los proyectos personalistas generados en el secreto de lo privado y no la iniciativa popular los que dirigen la acción política. La importancia de la delegación que hace la Constitución en la democratización de los partidos alcanza así no ya solo a la dirección ejecutiva de cada partido, sino al «capital político» que acumula.

Los partidos estatales consiguieron en la transacción (art. 1809 del Codigo civil: “contrato por el cual las partes, dando, prometiendo o reteniendo cada una alguna cosa, evitan la provocacion de un pleito”) del franquismo a la partitocracia mediante el pacto, no solo el silenciamiento del debate político real mediante el consenso apoyándose en la «razón de Estado», también la hegemonía cultural necesaria para la institucionalización de la mentira. Y esta degradación cultural, comenzando por la degeneración del propio lenguaje, pasando por la destrucción del sistema educativo mediante el continuo cambio de planes de estudio, hasta el abandono de la investigación en la universidad, es fruto maduro de aquella traición moral al pueblo español.

A cambio, como quien ofrece baratijas a los nativos ignorantes, nos ofrecen las mal llamadas elecciones porque nada se elige en ellas porque no son sino refrendar unas listas de partido, que ni siquiera el capital social puede permeabilizar hacia la cúpula en la que se acumulase el capital político, sino que es siempre un proyecto pseudo-ideológico diseñado en el poder económico, que lo único que busca de la sociedad es su confianza personificada en el voto. Y de esta manera tienen explicación paradojas como que en los años que llevamos de supuesta democracia sean precisamente los bancos y grandes capitales los que más han ganado, en contra de las rentas trabajadoras que han perdido un nivel adquisitivo en mi opinión alarmante. El síndrome del mileurista, que es la renta a la que aspira el 90% de los recién licenciados, es aquel que obliga a los jóvenes permanecer en la vivienda familiar hasta la juvilación, que coincide con la fecha de vencimiento de la hipoteca.

Hoy el artículo de Pio Moa (http://www.libertaddigital.com/bitacora/piomoa/comentarios.php?id=1542#comentarios) casi explica esto mismo que yo digo, pero sin saber, o querer entenderlo en sus causas, y pasando directamente a una acción que me parece equivocada en cuanto a objetivo, pues en un llamamiento a la colaboración ciudadana, no lo hace en torno a un movimiento liberalizador, sino a uno propagandista. Su objetivo, la defensa de la constitución, un casi-disparate.

Me dan ganas de citar, pero no recuerdo a quién, aquel dicho: «no te preguntes qué puede hacer por tí tu pais, pregúntate que puedes hacer tú por tu pais!». Estoy convencido de que en España sobra capital social para crear la opinión pública de la sociedad civil que nos lleve mediante un movimiento ciudadano a conquistar la democracia. Aquella en la que los poderes del Estado son independientes para asegurar la libertad política. Aquella en la que los gobernantes representan a los ciudadanos, y éstos eligen y deponen a sus gobernantes. En esa situación en la que el capital social se vea expresado en Capital político.

Un abrazo

Declaración de principios y valores

Algunos de vosotros seguís puntualmente lo que escribo, sabeis que denuncio la absoluta ausencia de democracia en España, y la trascendencia de ese HECHO. Los tentáculos de la forma oligarquica de poder que padecemos hacen llegar a todos los nichos sociales y reproducen allí los mismos conflictos. Tanto es así que no son las preocupaciones de los ciudadanos los que crean la opinión pública que ha de gobernar nuestros asuntos colectivos, sino que sucede a la inversa, y son las distintas ideologías (o simples intereses de partido) las que dirigen y gobiernan sobre los problemas en los que tenemos que fijarnos.

Defiendo la abstención como único modo real (no utópico) de terminar pacificamente con el régimen oligárquico para establecer la democracia en España. La abstención ha de ser la fuerza que empleemos los ciudadanos hacia la democracia en el pulso de la legitimidad. Nuestros gobernantes necesitan del voto para obtener la legitimidad que les permite continuar en el poder. Cuando se trata de pedir el voto, fijaos como ninguno hace distinciones: la participación ha de ser máxima, animamos a todos a votar. Los que no veis clara o no entendeis mi postura decís que lo que hay que hacer es ir poco a poco, reformando lo que tenemos.

He publicado explicando lo que podrían ser unas elecciones mayoritarias por distritos, o cómo serían unas elecciones al poder judicial, o cómo disponer de mecanismos de control, medidas necesarias para que una democracia llegue en esencia a la práctica. Todas las medidas necesarias chocan con el actual estatus de poder, que se opone a ceder, y por eso creo en la ruptura, que no se hizo en la transición, porque no creo que los que aquí nos trajeron de aquí nos saquen. Además, la única forma de que la democracia quedara legitimada es que la fuerza legitimadora venga del pueblo (demos), mediante su acción colectiva en momentos clave, como son las elecciones, con la abstención.

Pero sólo la abstención no es suficiente. El movimiento ha de estar organizado alrededor de la decencia, la inteligencia, la valentía y la lealtad. Es aquí donde me parece que no veis la posibilidad de solución, porque ¿cómo organizar a millones de personas sin ninguna infraestructura?. Pues alrededor de unos sólidos principios, que serán sentidos como propios por los que puedan sentir unos principios y tachados de idealismo o utopía por aquellos que contaminados de la cultura del «todo vale» no puedan sentir ningún principio más allá del ocio y el disfrute personal.

Así que esta es la declaración de principios y valores del movimiento ciudadano por la república constitucional.

Un Abrazo

I. Porque los seres humanos no nacen iguales en capacidad física y mental, ni en condición social, la Sociedad y el Estado deben garantizar la igualdad de derechos y de oportunidades.

II. Porque existe un imperativo moral en todas las conciencias, es condenable el oportunismo personal, social y político.

III. Porque los individuos no pueden desarrollar sus vocaciones ni sus acciones fuera del contexto social, la lealtad es fundamento de todas las virtudes personales y sociales.

IV. Porque los españoles padecen temores derivados de su tradicional educación en el Estado autoritario, sólo la valentía personal puede crear la fortaleza de la sociedad civil frente al Estado.

V. Porque durante siglos se ha sacrificado y despreciado la inteligencia y el espíritu creador, apartándolos de los centros de enseñanza, del Estado y de los Partidos, esas facultades individuales han de organizarse para tener presencia activa en la sociedad civil.

VI. Porque la decencia constituye el decoro de la civilización, la sociedad civil debe civilizar a los Partidos y Sindicatos, sacándolos del Estado.

VII. Porque entre el Estado de Partidos y la sociedad civil no existe una sociedad política intermedia, la parte más civilizada de aquella debe orientar la formación de ésta, sin el concurso del Estado.

VIII. Porque la política afecta al universo de gobernados, si el lenguaje de políticos y medios comunicativos no es directo, correcto y expresivo del sentido común, disimula una falsedad o esconde un fraude.

IX. Porque no son legítimas las razones ocultas del poder político, siempre será ilegitima la razón de Estado.

X. Porque a la razón de gobierno sólo la legitima la libertad política de los que eligen el poder ejecutivo del Estado, son ilegítimos, aunque sean legales, todos los gobiernos que no son elegidos directamente por los gobernados y no pueden ser revocados por éstos.

XI. Porque la razón de la ley está en la prudencia de legisladores independientes, elegidos por los que han de obedecerlas, no son respetables, aunque se acaten, las leyes emanadas de Parlamentos dependientes del Gobierno.

XII. Porque la razón de la justicia legal está en el saber experto de una judicatura independiente del gobierno y del parlamento, no pueden ser justas ni dignas las resoluciones de una organización judicial dependiente de ambos poderes.

XIII. Porque la razón del elegido está en el mandato unipersonal, imperativo y revocable del elector, es fraudulento el sistema proporcional de listas, que sólo representa a los jefes de partido.

XIV. Porque los medios de comunicación forman la opinión publica, no puede ser imparcial ni veraz la información controlada por un oligopolio de poderes económicos.

XV. Porque la corrupción es inherente a la no separación de los poderes estatales, sólo la puede evitar, con su separación, el recelo y la desconfianza entre sus respectivas ambiciones.

XVI. Porque las Autonomías fomentan los nacionalismos discriminadores o independentistas, deben ser compensadas integrándolas en la forma presidencial de Gobierno.

XVII. Porque las Autonomías fomentan gastos públicos improductivos, sus competencias susceptibles de ser municipalizadas deben de ser transferidas a los Ayuntamientos.

XVIII. Porque la Monarquía de Partidos carece de autoridad para garantizar la unidad de la conciencia española, y ha sido foco de golpes de Estado y corrupciones, debe ser sustituida por una República Constitucional, que separe los poderes del Estado, represente a la sociedad civil y asiente el natural patriotismo en la forma presidencial de Gobierno.

XIX. Porque la única razón de la obediencia política reside en el libre consentimiento de los gobernados, éstos conservan su derecho a la desobediencia civil y resistencia pasiva, sin acudir a la violencia, frente a todo gobierno que abuse del poder o se corrompa.

XX. Porque el pasado no puede ser revivido, sin imponerlo la fuerza del Estado, no es posible la restauración pacífica de la II República, cuya forma de gobierno parlamentario tampoco era democrática.

XXI. Porque el sistema de poder de las naciones europeas, ideado para la guerra fría, no es democrático, los españoles están obligados a innovar su cultura política para llegar a la democracia como regla formal del juego político.

Por lealtad a la sociedad civil, los Partidos Políticos, Sindicatos y Organizaciones No Gubernamentales no pueden ser financiados por el Estado; y por lealtad a la conciencia personal de los integrantes de este Movimiento de Ciudadanos, el MCRC no se transformará en partido político, y se disolverá tan pronto como su acción se agote con el referéndum que ratifique la Constitución democrática de la III República Española.